El otro día estaba hablando con una paciente, ella estaba enfadada, le habían avisado de un comportamiento de su especialista que no le había gustado y quería ir a pedirle explicaciones e iba dispuesta a “poner los puntos sobre las ies”.
Aquella conversación me recordó una antigua historia, que me gustaría compartir con todas vosotras, he elegido una de la infinidad de versiones que tiene, en este caso un poema de John Godfrey Saxe.

Seis eran los hombres de Indostán, tan dispuestos a aprender, que al Elefante fueron a ver (Aunque todos eran ciegos), pensando que mediante la observación sus mentes podrían satisfacer.

El primero se acercó al elefante, y cayéndose sobre su ancho y robusto costado, en seguida comenzó a gritar: “¡Santo Dios! ¡El elefante es muy parecido a una pared!”

El segundo, palpando el colmillo, exclamó: -“¡Caramba! ¿Qué es esto tan redondo, liso y afilado? Para mí está muy claro, ¡esta maravilla de elefante es muy parecido a una lanza!”

El tercero se acercó al animal, y tomando entre sus manos la retorcida trompa, valientemente exclamó: “Ya veo,” dijo él, “¡el elefante es muy parecido a una serpiente!”

El cuarto extendió ansiosamente la mano y lo palpó alrededor de la rodilla: “Evidentemente, a lo que más se parece esta bestia está muy claro,” dijo él, “‘Es lo suficientemente claro que el elefante ¡es muy parecido a un árbol!”

El quinto, quien por casualidad tocó la oreja, Dijo: “Incluso el hombre más ciego es capaz de decir a lo que más se parece esto; Niegue la realidad el que pueda, Esta maravilla de elefante ¡es muy parecido a un abanico!”

El sexto tan pronto comenzó a tantear al animal, agarró la oscilante cola que frente a él se encontraba, “Ya veo,” dijo él, “¡el elefante es muy parecido a una cuerda!”

Y así estos hombres de Indostán discutieron largo y tendido, cada uno aferrados a su propia opinión por demás firme e inflexible, aunque cada uno en parte tenía razón, ¡y al mismo tiempo todos estaban equivocados!

Días después de la conversación con la paciente, volvimos a coincidir, esta vez, me contó lo que había pasado en la cita con la especialista. Si bien era cierta la información que tenía la paciente, había más cosas que desconocía, y cuando la doctora se las explicó, toda la frustración con la que había llegado a la consulta, se esfumó.
La enfermedad renal es una enfermedad de muy largo recorrido (siempre que nos cuidemos y sigamos las pautas médicas), y eso supone muchas visitas a especialistas, cambios en medicación, de estado médico, en rutinas, en dieta, mucha información que vamos conociendo.

A veces si evaluamos desde una fracción de esa información podemos llegar a conclusiones erróneas, y nos lleva a una paradoja, pues siendo verdad lo que sabemos, llegamos a conclusiones equivocadas.

Cuando tengamos dudas, o no nos guste lo que nos pasa, es importante preguntar, conseguir más información, valorar el punto de vista de otras personas, pues cuando más partes del elefante conozcamos, mejor entenderemos y mejor imagen tendremos de cómo es en realidad ese majestuoso animal.

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