En las enfermedades crónicas uno de los aspectos más omnipresentes es el tema de dolor y, especialmente, en la enfermedad renal crónica.
Cuando una persona empieza el tratamiento de diálisis, el acceso vascular (excepto cuando existe un catéter) es vía fistula lo que supone ser pinchado 2 veces por sesión, 3 veces por semana.
A parte de estas circunstancias, están también las pruebas, muchas veces invasivas, sin hablar de las complicaciones. El dolor, por tanto, es un compañero casi siempre inseparable de la enfermedad renal.
Hoy queremos compartir algunas técnicas de reducción de dolor, si bien es verdad que el dolor en sí mismo no es malo, es una alerta que nos informa de la necesidad de cambiar algo y cuidarnos, sí que es molesto llegando a ser intolerable en algunos momentos.
Con estas técnicas, extraídas de un texto del departamento de psicología de la Universidad de Aquino de Bolivia, esperamos que aprendáis a relacionaros de otra manera con las sensaciones de dolor y se vuelva más llevadero.
1)Relajación y visualización
Para modular el pensamiento de cara a la reducción del dolor son fundamentales las técnicas de relajación. Facilitan el control del dolor de dos maneras. En primer lugar, reduciendo la tensión muscular y, en segundo lugar, desviando la atención del dolor, que es el mejor modo de controlarlo. Dominar alguna técnica de relajación es fundamental para desarrollar posteriormente con eficacia los procesos de visualización que explicamos aquí.
Ejercicio para visualizar el dolor
La visualización permite reducir el dolor mediante el control de las imágenes que podemos formar en nuestro cerebro. Los ejercicios de formación de imágenes ejercen su efecto sobre los aspectos emocionales y cognitivos de la experiencia dolorosa, que a menudo son precisamente sus desencadenantes. Las técnicas de visualización para controlar el dolor son muy simples y efectivas, como las dos que sugerimos:
Por la forma
- Centra tu atención en la sensación de dolor dibujando mentalmente con la máxima precisión su forma y tamaño.
- Luego imagina que se incrementa el tamaño del dolor exageradamente y mantén durante un tiempo esta imagen en la mente.
- Cuando te hayas hecho totalmente con esa imagen mental, empieza a imaginar que el tamaño de tu dolor decrece de modo gradual hasta volver a la dimensión original. Repite los pasos anteriores dos o tres veces más.
- Una vez alcanzado el tamaño original del dolor, prosigue el proceso de disminución hasta que desaparezca.
- Evalúa los cambios producidos en la intensidad del dolor.
Por el color
- Centra tu atención en la sensación de dolor dibujando mentalmente con la máxima precisión su forma y tamaño. Imagina que el área de dolor es rojo intenso y el resto del cuerpo es azul.
- Luego invierte los colores: cambia el color rojo intenso del área de dolor por el color azul recreando una sensación refrescante y tranquilizante. Cambia el color azul del resto del cuerpo por el rojo experimentando una sensación agradablemente cálida que inunda todo el cuerpo.
- Cambia ahora el color rojo por el azul y siente todo el cuerpo completamente lleno de un color azul refrescante con efecto tranquilizador.
- Evalúa los cambios producidos en la sensación del dolor.
Os invitamos a practicar estas técnicas con dolores habituales, es decir, con esos pequeños dolores que se nos pueden producir en nuestro día a día, será un buen entrenamiento para cuando tengamos que superar dolores más graves.
Podéis recurrir a nuestro servicio de psicología para apoyaros en la adquisición tanto de técnicas de relajación como de visualización.